lunes, 15 de junio de 2009

Corpus Christi (Artículo Diario Mallorca)

El Corpus estrena el rosetón mayor de la Catedral

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M. E. VALLÉS. PALMA. El compromiso con los ritos y con la fe llena catedrales. Los feligreses estaban ayer ávidos de procesión del Corpus, habida cuenta de la cancelación sufrida el año pasado por la lluvia.
El bochorno parecía que iba a teñir la jornada de cierto absentismo, pero la gente, que es muy apañada, se plantó frente a la puerta de la Seu armada con abanicos.
Los sacristanes del cabildo entraron en fila india y tomaron posiciones en los flancos del altar mayor. Los prolegómenos, lentos, aportan ritmo a una ceremonia que está punto de empezar. Tres mil personas esperan venerar la imagen del Santísimo en su salida por la puerta Mayor de la Catedral. A las 17.30, los primeros parroquianos toman asiento. Algunos no reparan en la intensidad lumínica del rosetón, otros sí: es la primera misa con la vidriera totalmente reparada tras varios meses de trabajo y un andamio taponando el altar. Hay que recordar que el rosetón sufrió un desprendimiento el 14 de febrero de 2008.
La homilía oficiada por el obispo Jesús Murgui se centró en la caridad que hay que ejercer hacia los pobres, sobre todo en tiempos de crisis.
Entre el público, que siguió con devoción la lectura de pasajes de las Sagradas Escrituras y los cantos religiosos, se pudo ver a la ex alcaldesa de Palma Catalina Cirer, fiel a estas citas litúrgicas.
"El sacramento de la Eucaristía en el más importante de todos. En él se encuentra la esencia de Cristo, que se hizo hombre por nosotros. Quien coma su cuerpo y beba su sangre vivirá eternamente", ensalzó el obispo desde el altar mayor de la Seu, recordando a los feligreses la presencia de Cristo resucitado en el pan y en el vino.
Tras el oficio y después de que los fieles tomaran la comunión, arrancó la procesión del Corpus por las calles del casco antiguo.
Partieron potentes, hacia la calle, los Tamborers de la Sala, cabeza de la comitiva. Las manecillas marcan las 19.15 y el mercurio no decrece. Mucho público achicharrado en la calle, sumidos todos en un sueño como narcotizado de incienso, pero era la canícula. La ola de diversión y colorismo de los tradicionales cossiers y cavallets espabiló a la muchedumbre, que se iba olvidando del sudor y el Eolo calentón.
La banda municipal de música de la ciudad añadía cuerdas y viento a la instrumentación del desfile callejero.
Tras todos ellos, venían agitándose las banderolas y la Lledània –cruz monumental cubierta con flores de cera–, que se convirtió en la auténtica cabeza de la marcha religiosa. Le seguían los fieles, algunos arrodillándose simultáneamente al paso de la cruz, las insignias de la Catedral Basílica, el clero, el cabildo y la presidencia del obispo de Mallorca.
Finalmente, tras ser anunciada por el repicar de la mayor de las campanas de la Seu, hizo acto de presencia la Custodia con el Santísimo, el cuerpo de Cristo, entre el palmoteo popular.
El recorrido de la cruceta sagrada: calle del Palau Reial, del Mirador, del Palau, de Sant Pere Nolasc, de´n Morey, plaza de Santa Eulàlia, de la Cadena y Cort, para retornar sano y salvo a la Seu.

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