domingo, 25 de marzo de 2012

Artículo "Diario Mallorca" 25 Marzo 2012

´A veces se confunde la religiosidad popular con el folclore, ya que es fácil cruzar la línea´

24-03-2012


Miguel Costa es el nuevo presidente de la asociación de cofradías de Semana Santa.
Miguel Costa es el nuevo presidente de la asociación de cofradías de Semana Santa. b. ramon

RAQUEL GALÁN. PALMA Miguel Costa (Palma, 1966) ha tenido un gran reto en su primer año al frente de la asociación de cofradías: pulir las discrepancias existentes entre algunas de ellas por el modo de vivir y mostrar las procesiones de Semana Santa. El año pasado estalló la polémica, por lo que la junta de la entidad que engloba a las 32 cofradías decidió dimitir para no tener que adoptar decisiones importantes justo antes de que comenzase la Pascua de Cristo. Miguel Costa era en aquella época presidente de la cofradía de la Santa Faz, la perteneciente a la iglesia de Sant Sebastià, y vicepresidente de la asociación de cofradías. Optó por constituir una nueva junta directiva y, pese a que parecía que habría dos candidaturas, al final la suya fue la única que se presentó.

–Una de las polémicas fue si la Semana Santa debe ser austera y sencilla, según la tradición de la isla, o si pueden introducirse costumbres más propias de la Pascua andaluza, ¿qué opina?
–Hubo una serie de comentarios desafortunados que utilizaron el término andalucismo, pero creo que es una quimera pensar que existen cofradías más andaluzas que otras. Mi madre es de Jaén y pertenezco a la cuarta cofradía más antigua de Palma. Muchos isleños estamos mezclados y la única diferencia entre personas es cómo vivimos la penitencia. Hay quien prefiere hacerlo de forma más austera, aunque las cofradías son parecidas, pese a tener pasos de todo tipo.
–Se dice que los pasos a costal son más propios del sur.
–Las cofradías de la Salud y de la Esperanza son absolutamente mallorquinas. Es una tontería afirmar que los pasos a costal son sevillanos y los de ruedas, de aquí. El primero a costal es de los años 50 y el primero a hombros es el de la Santa Faz, que salió así desde 1927 hasta 1953, llevado por los estibadores portuarios.
–Otro motivo de polémica, en especial el Viernes Santo, es el baile o saludo de los pasos de las vírgenes. ¿Se ha llegado a un acuerdo?
–Hemos hablado con todas las cofradías y hemos decidido que se acepta, aunque teniendo en cuenta que se celebra el Viernes de Dolor, el entierro de Nuestro Señor, y hay que hacerlo con la debida dignidad. A muchos les gusta esta procesión porque se produce un contacto entre las dos vírgenes, la Esperanza y la Salud, en una plaza grande, la de Sant Francesc. La gente espera que la Mare de Déu salude y la Salud le corresponda. Qué más respeto que ése, aunque de ahí a convertirlo en un jolgorio hay un trecho que no se debe traspasar. A veces se confunde el folclore con la religiosidad popular, ya que es fácil cruzar la línea, pero hay que ir con cuidado.
–¿La Semana Santa es también un espectáculo?
–Es sobre todo un acto religioso, de penitencia. Nadie se pone el traje de nazareno con el capirote seis o siete horas si no tiene un cierto sentimiento religioso. Sé que es difícil que todo el mundo lo sienta con una gran devoción, pero mientras tengan claro que las procesiones son para hacer penitencia, es suficiente.
–Hay quien se queja de que la procesión del Jueves Santo es muy larga, ¿por qué salen todas las cofradías del mismo punto?
–Es una peculiaridad de Palma, salir de una iglesia y llegar a otra, en este caso desde la Sang hasta la Catedral. Es una singularidad y una riqueza. Procesionamos todos juntos como símbolo de hermandad, una cofradía detrás de otra, como si fuera un gusano loco. A la gente de fuera le choca mucho, porque en otros lugares cada uno sale de su parroquia. Un amigo mío que es químico lo comparaba con la dinámica de fluidos, porque es complicado coordinar a una persona tras otra hasta 4.000, sin apenas visión y a paso lento, para que no pierdan el ritmo, no haya cortes durante la procesión y todo vaya bien. Si a eso le añades pasos a hombros, a costal y con ruedas, imagínate. Debemos enorgullecernos de esta riqueza y singularidad de Palma.
–El año pasado la mayoría de cofradías instó a modificar el orden de los pasos durante la procesión. ¿Saldrán por orden de antigüedad o en forma de Via Crucis?
–Hemos llegado a un acuerdo para mantener lo que se hacía durante los últimos años, que no era más que aplicar el seny de nuestros abuelos, que tuvieron que cambiar el originario orden de antigüedad porque en los años 40 y 50 hubo una eclosión de pasos. Las imágenes de dolor se empezaron a colocar detrás, como el Via Crucis, pero en los años 70 y 80 hubo otra eclosión de figuras y, finalmente, hubo que realizar una recolocación global que no contentó a todos. Ahora no tenemos ningún orden estricto, aunque la intención de la procesión no es ésa, sino la de penitenciar juntos. Frente a los intereses del colectivo no deben prevalecer los individuales. De todos modos, mayoritariamente se respeta el Via Crucis, aunque la Esperanza y la Salud van por delante para marcar el ritmo, ya que son pasos a costal.
–¿Se incrementa o disminuye el número de miembros de las cofradías?
–Nosotros notamos cada vez más gente joven, incluso en las juntas directivas. Llama la atención, ya que son los mismos jóvenes que van de marcha y hacen botellón. Muchos vienen procedentes de la familia, sobre todo en el caso de las cofradías tradicionales y de barrio. Otros tantos se apuntan a través de los colegios, como por ejemplo Montesión. Existe un tercer tipo de cofradías, las más nuevas y que se nutren de gente de diversos lugares.
–La Semana Santa se vive con gran devoción, pero ¿qué pasa el resto del año?
–El obispo destaca en su Saluda del programa de Semana Santa que no nos tenemos que olvidar de los sacramentos ni de vivir como cristianos todo el año. Es verdad, porque no vamos a misa los domingos, por ejemplo, pero tenemos una especial querencia en mostrar toda la religiosidad en estas fechas. Luego piensas: "ya he cumplido" y te olvidas el resto del año, porque somos muy comodones y vivimos muy bien, pese a la crisis. No es que seamos más o menos católicos por ir a misa, pero deberíamos mostrar una actitud cristiana durante todo el año.

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