Las cofradías calientan motores
Una representación de cada hermandad desfiló con sus insignias desde los Caputxins hasta Sant Francesc
23.03.2013 | 06:50
Los estandartes de todas las hermandades desfilaron ayer por las calles más céntricas de Palma. m. massuti
raquel galán palma Las hermandades no están desentrenadas, porque tanto los costaleros como las bandas de música llevan ensayando desde el pasado octubre, aunque los cofrades tienen menos práctica, ya que hace un año que no salen en procesión. La de ayer sirvió para estrenar la Semana Santa y comprobar que no les quedan pequeños los trajes y capirotes, pero sólo desfiló una pequeña representación de cada cofradía. Partieron del convento de los Caputxins con sus tradicionales Estandartes al frente y por orden de antigüedad. La primera fue la castrense Humildad y Paz, y le correspondió cerrar la comitiva a la Creu de Calatrava, aunque tras ella tocaba la agrupación musical Jesús del Gran Poder.
La procesión fue puntual y duró alrededor de una hora, en la que las tiendas de las principales zonas comerciales del centro aún permanecían abiertas, por lo que se produjo cierta aglomeración en algunas calles peatonales, como por ejemplo la estrecha Sant Miquel. Sin embargo, los asistentes para ver desfilar los estandartes de las cofradías eran escasos, pese a ser una procesión típica de Ciutat, pero reciente, con menos de dos décadas.
Los momentos más solemnes se produjeron cuando alguna de las bandas –estaban la de Santa Mónica, la Salle, el Santo Cristo de los Navegantes y el Gran Poder– realizaba una interpretación. La procesión transcurrió el resto del tiempo al ritmo de los tambores por calles como Sant Miquel, la plaza Major, Colom, Cort, Santa Eulàlia y Sant Francesc.
A medida que iban llegando a la plaza, entraban en la basílica, donde el rector de los Sagrats Cors del colegio Santa Mónica, mossèn César Burillo, pronunció su pregón poco después de las 20.30 horas. Mientras esperaban, muchos feligreses se acercaron a contemplar el paso del Santo Entierro, de la cofradía Juventud Seráfica y guardado estos días en Sant Francesc. Recupera este año su composición original, creada por Jaume Mir en 1954.
La procesión fue puntual y duró alrededor de una hora, en la que las tiendas de las principales zonas comerciales del centro aún permanecían abiertas, por lo que se produjo cierta aglomeración en algunas calles peatonales, como por ejemplo la estrecha Sant Miquel. Sin embargo, los asistentes para ver desfilar los estandartes de las cofradías eran escasos, pese a ser una procesión típica de Ciutat, pero reciente, con menos de dos décadas.
Los momentos más solemnes se produjeron cuando alguna de las bandas –estaban la de Santa Mónica, la Salle, el Santo Cristo de los Navegantes y el Gran Poder– realizaba una interpretación. La procesión transcurrió el resto del tiempo al ritmo de los tambores por calles como Sant Miquel, la plaza Major, Colom, Cort, Santa Eulàlia y Sant Francesc.
A medida que iban llegando a la plaza, entraban en la basílica, donde el rector de los Sagrats Cors del colegio Santa Mónica, mossèn César Burillo, pronunció su pregón poco después de las 20.30 horas. Mientras esperaban, muchos feligreses se acercaron a contemplar el paso del Santo Entierro, de la cofradía Juventud Seráfica y guardado estos días en Sant Francesc. Recupera este año su composición original, creada por Jaume Mir en 1954.
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