lunes, 29 de marzo de 2010

Artículo "Diario Mallorca" 29 Marzo 2010

Un multitudinario Domingo de Ramos estrena las procesiones de Semana Santa

Miles de personas se echaron ayer a la calle, aprovechando la espléndida tarde primaveral, para ver desfilar a los nazarenos


El paso procesional de Jesús sobre el burro al cierre de la procesión.
El paso procesional de Jesús sobre el burro al cierre de la procesión. Foto: Guillem Bosch

LORENZO MARINA. PALMA. Las estrecheces de la calle Sant Jaume hicieron agudizar el ingenio a las cofradías para salvaguardar la integridad de los pasos del Domingo de Ramos. Unos 3.000 penitentes participaron ayer en la procesión inaugural de la Pascua: la Entrada de Jesús en Jerusalén.
Las apreturas en la angosta calle Sant Jaume se volatilizaron al desembocar en la plaza Juan Carlos I. Una muchedumbre aguardaba apostada a ambos lados del Paseo del Born para contemplar la primera procesión de Semana Santa. La espléndida tarde primaveral fue aprovechada por miles de personas para ver desfilar a los penitentes ante sus ojos.
Los jinetes de la Policía Local, con uniforme de gala, se encargaron de abrir el paso de la comitiva. A escasos metros, la cofradía de la Mare del Déu del Carme de Pòrtol se encargaba de abrir el camino. Las cofradías de Arenal y el Coll les siguieron de cerca.
En el tramo del Born, las distintas cofradías pudieron extenderse a lo ancho. "¡Es la primera vez que lo veo!", exclamaba una turista alemana. A su lado, una mujer mallorquina le iba explicando los pormenores de la Semana Santa y le explicaba en qué consiste ser nazareno.
El delegado del Gobierno en Balears, Ramon Socías, tampoco quiso perderse la procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén. Socías acudió al Born junto con su familia para presenciar el espectacular desfile de nazarenos y los pasos procesionales.
Mientras, algunos niños repartían caramelos y, a modo de tarjeta de visita, estampitas con la imagen que venera su cofradía en cuestión. Así, la Cofradía de Nuestra Señora del Socorro venera una talla del siglo XVIII ubicada en la iglesia de la Concepción. "Si estás interesado en pertenecer a esta cofradía infórmate en el teléfono 971254462", rezaba la tarjeta.
La multitud concentrada en el Born se fue multiplicando con el transcurso de los minutos. De hecho, en poco tiempo el hecho de estar en primera fila se convirtió en un pequeño privilegio. Una niña no se resignó a perderse la procesión. Se encaramó a una esfinge del Born y, desde allí, oteó el paso de toda la procesión.
La amplitud del Born duró poco tiempo. La procesión torció a la derecha para enfilar la angosta calle de Sant Feliu. Los pasos procesionales tenían su particular conductor. A ambos lados, los nazarenos empujaban las ruedas. Detrás, uno de ellos manejaba un volante para girar las ruedas en función del trazado.
Al subir por la calle Sant Feliu, la comitiva se detuvo nada más llegar a la altura de donde se encuentra el polémico palacete residencia del ex presidente Jaume Matas. A modo de alegoría, los penitentes torcieron al alcanzar la suntuosa vivienda. En realidad, el itinerario contemplaba que debían torcer a la derecha para atravesar la calle Sant Gaietà.
Los potentes golpes de tambor multiplicaron exponencialmente su resonancia al adentrarse por las intrincadas calles del casco antiguo. Algunos de los niños más pequeños no aguantaron la caminata y se durmieron en brazos de su padre, vestido de nazareno. Otro niño, al ver pasar a su hermano, intentó unirse a la procesión. Su madre, atenta, evitó que el pequeño intruso se incorporara a la procesión.

Toque castrense

El toque castrense se dio con el desfile de los legionarios. Los novios de la muerte no descompusieron el gesto. La mayoría de ellos lució tatuajes inconfesables en los brazos después de remangarse la camisa. Otros legionarios muy veteranos tenían que hacer esfuerzos ímprobos para seguir el ritmo de los más jóvenes. Pese a ello, no descompusieron el rictus serio.
La cofradía de Santa Catalina, por su parte, utilizó un tricornio como tocado. Un trompetista virtuoso se marcó un prolongado solo. Su esfuerzo fue correspondido con una sonora ovación por parte del público. Otros nazarenos penitentes, por su parte, hicieron alarde de suplicio ante el gentío arrastrando pesadas cadenas en sus pies descalzos.
Al alcanzar la calle Jaume III, la procesión se pudo desplegar de nuevo a lo ancho de la calzada. Desde allí, la procesión atravesó Baró Santa Maria del Sepulcre, Berenguer de Sant Joan y Bonaire hasta concluir en la calle Concepció. El convento de la Concepció supuso el punto final.
No obstante, el plato fuerte aún estaba por llegar. Tal y como ocurriera hace 2010 años en Jerusalén, al entrar Jesús de Nazaret a lomos de un burro, la escena se recreó ayer en las calles de Palma. Casi tres horas después de que salieran los primeros nazarenos de Sant Jaume, el paso de Jesús sobre el burro fue recibido entre aplausos.

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