domingo, 17 de abril de 2011

Artículo "Diario Mallorca" 17 Abril 2011


Una devoción, dos formas de vivirla

Llega la Semana Santa. Tres golpes de martillo para que empiece la representación de la Pasión y, tras las bambalinas, se repite la polémica sobre si continuar la tradición o dar paso al espectáculo






tomás darder y gabriel moragues: la virgen de la esperanza y el buen perdón

RAQUEL GALÁN. PALMA Tres golpes de martillo: con el primer toque, cada uno de los 28 costaleros tiene que situarse en su puesto debajo del paso; al oir el segundo golpe deben colocar la pierna derecha hacia atrás y prepararse para cargar la imagen; el tercero es el definitivo: la pierna flexionada se adelanta y el paso se levanta. Comienza la Semana Santa.
Ahí están Nuestra Señora de la Esperanza y la Virgen de la Salud, dos pasos, dos cofradías y dos concepciones diferentes de la Pasión, aunque con una misma devoción. De las 32 hermandades existentes en Palma, éstas son las más llamativas en las procesiones para los no duchos en el tema por sus grandes pasos a costal con las vírgenes bajo palio. Sin embargo, en la tradición mallorquina han prevalecido los pasos a ruedas, sencillos, austeros y no por ello menos honrados, como los de las cofradías del Cristo de la Santa Cruz o el Jesús del Buen Perdón, por ejemplo. Los presidentes de las cuatro hermandades citadas, dos grandes y dos pequeñas, dan su opinión sobre cómo debería ser la Semana Santa palmesana, aunque también explican cuáles son las principales dificultades de quienes más sufren físicamente la Pasión: los costaleros.
Éste será el primer año en el que la cofradía del Buen Perdón no podrá sacar su paso a costal, la Virgen de las Angustias. "Era el más nuevo que había salido a hombros, pero con todo nuestro dolor no podemos llevarlo esta vez por falta de costaleros. Para poder procesionar una imagen a peso son necesarios dos relevos de 28 personas, para que puedan descansar", explica el presidente, Gabriel Moragues.

La carga del paso

Cuando hay menos, no sólo se incumple la normativa, sino que "pueden llegar a padecer graves lesiones físicas por sobrecarga, sin contar las típicas tendinitis". Una irregularidad que cometen algunas cofradías es "compartir costaleros. Es una barbaridad, porque se agotan más y tienen más problemas físicos, y porque a medida que avanzan los días rinden menos, deben realizar más descansos en la procesión y perjudican a los demás pasos", en palabras del experto, que tiempo atrás fue costalero.
Especifica que "lo más difícil no es caminar con el paso –a lo que llaman la chicotada–, sino el momento de levantarlo y bajarlo. Ahí es cuando puede haber una fractura", advierte. Por lo tanto, si por el cansancio unos paralizan la procesión, obligan a los otros a bajar y subir más veces.
Tomás Darder, el presidente de la cofradía de la Esperanza, está completamente de acuerdo. La imagen de la Virgen, un regalo que hicieron a la hermandad, es la más antigua sacada a peso y su primera procesión data de 1954. Explica Darder que "cuando un costalero se descuelga del paso, los 1.400 kilos que llevan entre los 28 no se reparten proporcionalmente, sino que el impacto es mucho mayor". Ellos tienen casi tres relevos de costaleros, por lo que "a veces hay problemas para dar cabida a todos", al revés que otras hermandades.
Más dificultades: la oscuridad, lo pegados que van unos a otros y, sobre todo, "la arenilla que se mete en los ojos, porque eso no es arena, sino polvo de obra", se queja Jeroni Serra, el presidente de la cofradía de Nuestra Señora de la Salud, quien pide a Cort que esparza por la calzada –para que la cera de los cirios no resbale– "arena de verdad, porque lo de ahora es muy perjudicial".

Tradición vs. espectáculo

La citada hermandad ha estado siempre en el punto de mira de la junta rectora de la asociación de cofradías de Semana Santa de Palma. No han personalizado, aunque sí que han criticado la "andalucización" de algunas, en referencia a los bamboleos de los pasos, las saetas cantadas entre el público, lo recargadas que van ciertas imágenes y cuestiones más típicas de las procesiones de Andalucía que de las isleñas. El presidente de la Salud defiende a su cofradía y a las que actúan como ella: "Soy mallorquín, mi familia es mallorquina y de niño, cuando vivía en la calle Oms, me quedaba boquiabierto al ver el paso de la Esperanza. Lo único que pretendemos es mostrar nuestro sentimiento. La religión no es andaluza o de otro sitio, es como cada uno la expresa. Si yo respeto lo que hacen los demás, me gustaría que ellos también hiciesen lo mismo", pide.
No lo consideran de este modo la asociación proteccionista ARCA ni la comisión diocesana de Patrimonio del Obispado de Mallorca, que hacen referencia a la normativa aprobada en 2008 sobre cómo deben ser aquí las procesiones de Semana Santa: "sencillas y austeras", han dicho hasta la saciedad.

Las saetas

También lo apoya el presidente de la cofradía de Penitentes de Cristo de la Santa Cruz, Sebastià Triay. "Aunque la religión sea la misma, en cada región se celebra de una manera diferente. Aquí nunca ha habido saetas ni bailes, por lo que tenemos que seguir conservando lo nuestro, porque de lo contrario se perderá esta tradición". Y pone un ejemplo de lo que practican para que ambas expresiones del sentimiento no colisionen. "Si alguien entre el público canta una saeta cuando nosotros pasamos delante, no paramos, como hacen algunos, sino que seguimos la procesión", en palabras de Triay.
"En los tiempos de Franco, si se cantaban saetas, te enviaban al calabozo. A ver si ahora tampoco va a haber libertad de expresión", replica Jeroni Serra. Incide en que "hay espacio para todos y el respeto debe prevalecer, porque Mallorca es tierra de inmigrantes y hay andaluces, vascos y gente de todas partes que eligió este lugar para vivir", dice en nombre de la cofradía que representa.
Para Moragues, "aunque está claro que las saetas no son de aquí, porque somos retraídos para expresar las emociones, es una importación que gusta al público". Este cofrade añade que "el reglamento establece que el paso puede hacer una pequeña parada para respetar a quien canta, sin romper la procesión. La saeta arranca del fervor de una persona que en ese momento tiene la necesidad de expresarlo y no hay por qué impedírselo", opina. A la imagen de la cofradía de Tomás Darder le han cantado muchísimas saetas, pero "no con la proliferación de ahora".

Importaciones

En líneas generales, cree que el problema radica en que "quieren implantar malas importaciones de otras culturas". El presidente de la Virgen de la Esperanza pone como ejemplo los llamados bailes o "bamboleos", tal como los califica él. "Hacemos alguna que otra concesión al público, al espectáculo de la Semana Santa, aunque a mí personalmente no me parece bien, pero lo que no es de recibo es cambiar todo el sentido. Hablas con cofrades de Andalucía y se sorprenden de lo que hacemos aquí".
Un motivo de discrepancia con su colega Gabriel Moragues es el saludo que el Viernes Santo realizan los pasos de la Salud y la Esperanza. Para ambos es "muy emocionante y precioso", pero Darder opina que "no es el día más adecuado. Jesús acaba de morir y no parece coherente el jolgorio que se monta en Sant Francesc cuando las imágenes empiezan a bambolearse". Ésta y otras diferencias entre cofradías han llenado de pasión la Semana Santa palmesana.

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